Carreras en el metro, atascos, codazos en las rebajas, asambleas en las calles… Madrid es una ciudad llena de luz, pero toda claridad también esconde una parte lúgubre. Nuestro trabajo consistirá en cruzar el umbral de lo conocido, donde tropieza nuestro entendimiento. Nos adentraremos en lugares donde aguarda el misterio, buscando encontrar historias apasionantes que se salgan de lo común. Acompáñanos en esta interesante aventura a lo oculto. Nos vemos donde no haya luz. Bienvenidos al Madrid maldito.

domingo, 17 de mayo de 2015

La leyenda de la Calle de la Cabeza

  Si paseamos entre Tirso de Molina y Antón Martín podemos encontrar una placa de calle que llama la atención de los viandantes con un macabro crimen detras de esta. La calle en cuestión es la Calle de la Cabeza que esta ilustrada por una daga, una cabeza humana sobre una bandeja y una cabeza de carnero. Los dibujos se deben a que la historia la data del siglo XVI, durante el reinado de Felipe III y en aquella epoca mucha gente era analfabeta.


  La leyenda cuenta que en esa calle se situaba la casa del clérigo Don Gil que vivía con su ama de llaves. Decidió contratar como su criado a un joven portugués. Pero debido a sus deudas y a la envidia que sentía por los bienes del clérigo, tras una discusión el criado le decapitó y huyó con sus pertencias a Lisboa (Portugal).
  Días mas tarde encontraron el cuerpo del clérigo en un charco de sangre y el crimen se hizo muy famoso, aunque con el paso del tiempo se fue olvidando.
  Años mas tarde, el criado decidió volver a Madrid vestido con un atuendo de noble caballero. Y paseando por la Ribera de Curtidores, se le antojó cenar esa noche una cabeza de carnero que compró en uno de los puestos y que guardó bajo su capa.
  Una pareja de alguaciles o "corchetes" siguieron el reguero de sangre que iba dejando la cabeza hasta el criado, al que le pidieron que le enseñasen que llevaba bajo la capa. El criado tranquilamente les dijo que llevaba la cena de esa noche, pero tras sacarla de su capa se quedó estupefacto al ver que no era una cabeza de carnero, si no la de su antiguo amo Don Gil. El joven portugués impresionado por ello confesó su crimen y fue detenido, aunque tras un corto proceso fue sentenciado a ser ejecutado en la horca en la Plaza Mayor.
  Durante la ejecución se colocó la cabeza del clérigo sobre una bandeja de plata y cuenta la leyenda que con el último suspiro del criado durante su ejecución, la cabeza volvió a ser la de un carnero.
  Felipe III decidió por Orden Real y para que no se olvidase el crimen, colocar una cabeza de carnero de piedra en la fachada de la casa del clérigo, tomando asi nombre la calle. Además los ciudadanos no querían pasar por esta calle, por lo que los vendedores de carne de este animal decidieron trasladarse a la actual Calle del Carnero.

 Esta historia mitad realidad y mitad leyenda sigue siendo una de las mas controvertidas y poco conocidas de Madrid.

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